Sin duda hay mucho que admirar en la extensa porción de la Escritura que tenemos ante nosotros. Aquí aparece la gracia por todas partes. Primeramente, podemos ver la maravilla de la divina gracia restauradora (vv. 9–15). La insurrección de Absalón había sido aplastada, pero David sabía que no podía volver a Jerusalén como si nada hubiera pasado. Muchos de sus ciudadanos habían apoyado la rebelión de Absalón. Actuando de un modo autoritario sólo conseguiría prolongar el problema.
Pages 275–276